© 2004 Grabaciones MusiFe. Todos Los Derechos Reservados. |
El y mi madre nunca se casaron, y se separaron cuando yo tenía seis o siete meses de edad. Cuando fui tomando conciencia de la vida, comprendí que “no tenía” papá, o mejor dicho, sí tenía, pero vivía en Los Estados Unidos, y eso me convertía en cierta forma, en “un niño sin padre”. Y desde ese entonces, el hecho de poder conocer y vivir con mi papá, se convirtió en el sueño más grande de toda mí vida. Un día mientras me bañaba, cuando yo tenía alrededor de cinco años, mi madre me dijo que me apresurara, pues mi papá había venido a vernos. Recuerdo que me quite el jabón rápidamente y quise salir mojado a conocerlo, pero me dijeron que no, que me secara y me cambiara para recibirlo bien… Yo no aguantaba la emoción, las manos me temblaban, el corazón me palpitaba a mil. Salí corriendo del cuarto y ahí se encontraba él, agachado y de espaldas. Yo salte sobre él y con mi mano le volví la cara para verlo de frente -¿tu eres mi papi? –le pregunte. Como todo buen vendedor y hombre de negocios, tenia una personalidad impactante. O talvez el impacto era por conocerlo. O talvez fueron las dos cosas. El caso es que ahí se cumpliría la primera parte de mi gran sueño; conocer a mi padre. Después de aquel encuentro, lo volví a ver varias veces. Pues el viajaba casi cada año por cuestiones de negocios. Y aunque no se hospedaba con nosotros, casi siempre mis hermanos y yo nos pasábamos por lo menos una tarde con el. El se había casado. Y casi siempre que nos visitaba, nos hablaba grandezas de la hija que vivía con él, la cual era mi media hermana. Y yo por dentro, siempre decía que si yo tuviera la oportunidad de vivir con él, yo seria mucho mejor hijo. Fue así, como mi deseo de vivir con él, se convirtió en una obsesión secreta. Pues casi todo lo que hacia en mi vida, tenia como objetivo impresionarlo a él. Y en cierta forma, finalmente lo conseguí. Sucedió a la edad de los quince años, cuando logré conseguir mi primer trabajo “importante”, pues trabaje para la cadena de Radios más exitosa de Guatemala. Y fue quizás por ello que pude ganarme la confianza de mi papá, para que me emigrara a Los Estados Unidos y formar parte de sus negocios. Me preocupaba mucho dejar a mi madre, hermanos, amigos y novia. Pero puedo más el sueño de vivir con mi padre; porque finalmente esa fue la decisión que tome. Y aunque no fue fácil “pasar” a este lado, gracias a Dios lo conseguí. A los diecisiete años, siendo un joven bastante maduro. De hecho, fui el primero de cuatro hermanos en poder llegar a vivir con nuestro padre y realice así, el sueño más grande de mi vida. Pero la historia no termino ahí. Después de varias semanas de convivencia, empezamos a tener una serie de problemas que con el paso de los meses, en lugar de mejorar, empeoraron. Yo le reclamaba a él cada vez que podía, (entre otras cosas) el hecho de habernos abandonado; y él por su parte, quizás trato de manejarme como el niño que ya no era. Pues yo había trabajado toda mi vida y mi actitud independiente se imponía cada vez que se me daba una orden. En fin. Todo terminó una noche que discutimos y me tuve que ir a vivir a otro lugar. Para ese entonces y por fortuna, ya habíamos emigrado también a una de mis hermanas. Así que me fui a vivir con ella. Después de analizar mi corta vida me dije: ¡no puede ser! ¡no puede ser! Pase toda mi vida soñando con tener un padre, para darle regalos en el día del padre, para que “los niños grandes no me pegaran”, para que nadie estafara a mí mamá, para tener a alguien que me enseñara las cosas que solo los padres saben enseñar… ¡y ahora viene “este” y me corre! …Ha no, esto no se va a quedar a si. Mi papá va a saber de lo que soy capaz, porque de que me vengo, me vengo. Le voy a dar en donde más le duela… Y así, pase varios días, planeando y buscando la forma de vengarme de mi padre. Del hombre por el cual Dios me había dado la vida... Como mi hermana me conocía y vio la sed de venganza en mí. Me persuadió para que nos viniéramos a vivir a California y dejáramos todo en el pasado y, aunque no fue fácil convencerme. Gracias a Dios lo consiguió. Pasadas algunas semanas o algunos meses, la tierra tembló literalmente mientras dormíamos. Fue el famoso terremoto de “Northdrige” en 1993. Esa madrugada mientras reflexionaba en lo sucedido, tomo prioridad el hecho de saber que si yo hubiera muerto ese día; me hubiera ido peleando con mi padre, con el hombre que tanto soñé vivir. Y fue así que… aunque no fue fácil, tome el teléfono y con las manos temblorosas como cuando le conocí, marque cada uno de los números, casi deseando que nadie me contestara. Pero él me contesto. Era la misma voz que muchas veces escuche, cuando tenía que llamarle para recordarle que necesitábamos dinero para la comida o los útiles escolares. -papá, soy yo. Melvin. Te llamo porque acaba de haber un temblor en donde vivimos y quería que si te enterabas, no te fueras a preocupar por nosotros, pues estamos bien... Pero también te llamo porque creo que no esta bien que estemos disgustados. Te… te quiero. Tú eres mi padre y aunque ya no estemos juntos, siempre serás mi padre, y pienso que no es bueno que estemos peleados. Yo creo que tú me fallaste y tú crees que el que falló fui yo… Pero no importa. Por favor perdóname y démonos la oportunidad de empezar de nuevo. El me dijo que me perdonaba y que sí, seguramente lo mejor sería que empezáramos de nuevo. Después de esa conversación, hemos tenido una buena relación. A pesar de la distancia, nos comunicamos con relativa frecuencia. El ha venido algunas veces de vacaciones a vernos y yo también en una ocasión le visite. A veces no es fácil honrar a nuestros padres. Pero es un mandamiento que aún esta vigente. Y que al cumplirlo de corazón, recibimos la promesa de Dios. Efesios 6:1-3 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Malaquías 4:5-6 He aquí, yo os envío el profeta Elías (Jesús), antes de que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. Escrito por: Melvin Chacón Director de Grabaciones Musife Miembro de Iglesia del Nazareno (818) 904-0398 melvin.chacon@musife.com |