© 2004 Grabaciones MusiFe. Todos Los Derechos Reservados. |
El llamado Normalmente actúo fríamente ante una situación difícil y así lo hice ante la noticia de que habían secuestrado a nuestra recién nacida. Sin embargo a mi esposa la noticia la llevo a un ataque de nervios. Recuerdo muy bien su rostro desencajado y sus gritos de desesperación frente a aquel acontecimiento inesperado. Yo me apresure a pedirle inútilmente que no se preocupara, asegurándole que muy pronto recuperaríamos a nuestra primogénita. No había terminado de hablar cuando se me acerco un tipo ofreciéndose para ayudarme a recuperar a mi hija, pero me advirtió que seria peligroso, así que saco una pistola y la quiso poner en mis manos. Le dije que no necesitaba su ayuda y menos si ésta iba acompañada de armas. El se retiro, pero diciéndome que estaba disponible por si se me ofrecían sus servicios. Empecé a considerar mis posibilidades para dar con los secuestradores cuando por mi mente empezaron a pasar unas imágenes de mi hija en manos de los maleantes. En las imágenes empecé a ver a mi bebe llorar y a los secuestradores desesperarse poco a poco por los gritos que llegaron a tirarla al piso, sin saber si lloraba de hambre, frío o sueño… Y fue en ese instante de pensamientos negativos que sin darme cuenta, caí al igual que mi esposa en una crisis de nervios y desesperación. Mis buenas intenciones y mi actitud positiva frente a tal situación desaparecieron por completo. Llamé al muchacho del arma y le dije que quería recuperar a mi hija inmediatamente, a cualquier precio… y guarde el revolver en el bolsillo de mi pantalón. Llegamos al lugar donde presuntamente estaban los secuestradores escondidos. El sitio me era conocido y muchos niños jugaban con aparente inocencia frente a las casas del lugar, pero al vernos llegar, reconocieron que yo debía ser el padre de la bebé secuestrada, y entonces salieron corriendo a esconderse de mí, quizás para no ser interrogados… Yo presentí que si los niños escapaban, perdería mis posibilidades inmediatas de recuperar a mi hija, así que sin pensarlo dos veces… apresé por los cabellos a una niña rubia de aproximadamente 9 años que corría cerca de mí. Sus pies resbalaron quedando casi por completo en el aire por el brusco jalón que le di, y una vez que se reincorporo a mi lado, coloque la pistola en su cabeza… Yo no era… y no soy una persona violenta. Sin embargo, supuse que se trataba de mi hija o la niña… así que yo… egoístamente preferí recuperar a mi hija. “¡O me dicen dónde está mi hija, o en éste mismo momento mato a la niña!” grite. Y antes de esperar una respuesta, disparé tratando solo de rozar y sangrar la cabeza de la niña, para mostrar que no estaba jugando y que más valía que cooperaran conmigo… Pero, gracias a Dios… en ese instante desperté. Eran como las 3 de la madrugada y mi corazón latía más rápido de lo normal. No era para menos. Sin pensarlo dos veces, me levante de un salto y fui hacia la cuna donde dormía nuestra bebé para asegurarme de que estaba allí y que todo había sido solo una horrible pesadilla. Y gracias a Dios así era, pues ella al igual que mi esposa, dormían tranquilamente. Confundido y atemorizado por ese extraño sueño, doble mis rodillas y empecé a orar, pidiéndole excesivamente a Dios que por favor, protegiera a mi hija de todo peligro. Pues mi primer pensamiento fue que, talvez El me estaba advirtiendo que algo malo estaba a punto de sucederle a mi bebé, y que yo necesitaba interceder en oración para pedirle su protección. Pero después de estar orando por varios minutos, no “sentí” que llegara alguna respuesta del cielo… Convencido de que el sueño tenia algún significado, aviso o señal. Continué orando y orando, pero simplemente, no había respuesta a mis oraciones en favor de mi hija. Así que decidí orar por mi esposa, quizás era ella quien corría peligro. Pero la respuesta fue la misma, o sea ninguna. Entonces empecé a orar por mis padres, hermanos, sobrinos, amigos, etc. etc. pero seguía sin recibir respuesta. Y fue entonces que orando dije: “Padre, sé que algo me estas queriendo decir a través de este sueño. Pues es la primera vez que sucede algo así. No quiero dejar pasar este momento sin que tú me digas, de qué se trata todo esto. Perdóname porque desde que desperté no he dejado de hablar, voy a guardar silencio… para darte lugar a que seas tu quien me hable.” Y después de unos instantes, vino una voz a mi corazón. No a mis oídos, no audible, sino como un pensamiento persistente en lo más profundo de mí ser. La voz dijo: “¿Recuerdas el dolor y la desesperación que sentiste cuando se robaron a tu hija? Algo similar sentí yo cuando me robaron a toda la humanidad… ¿Recuerdas que en tu crisis estuviste dispuesto a cualquier cosa, incluso a matar… con tal de recuperar a tu hija? Yo hice algo mejor y más noble que eso. Yo estuve dispuesto a dar a mi único Hijo en rescate por la humanidad… Sí, me refiero a esa gente que diariamente camina a tu lado durante el día, a esas personas que abordan el auto bus para dirigirse a su trabajo o escuela pero que tristemente están alejados de mí. Muertos en sus delitos y pecados…” “Yo di a mi Hijo Primogénito en rescate por ellos. Pero muchos aún no lo saben” “El sueño lo tuviste para que sintieras un poco el dolor de un padre, cuando ha perdido a su hijo…” Desde ese día, mi vida ya no pudo volver a ser la misma. El sol salio una vez más, y yo, junto a mi familia como todos los domingos, me fui al servicio dominical de la Iglesia. El grupo musical entonaba con gran entusiasmo un canto que dice: “pronto, pronto ya, veremos al Señor. Aleluya, aleluya, veremos al Señor…” Y yo recuerdo que no lo pude cantar. Pues se me hizo un nudo en la garganta cuando por segunda ocasión en el mismo día, escuche una vez más esa voz hablándome al corazón: “Sí, es cierto. Pronto, pronto me verán pero… ¿Qué hay de las personas que aún no me conocen, que hay de la gente que esta caminando a unos cuantos metros de distancia del otro lado de la pared del templo?” ¿Morirán sin saber que yo les he amado de tal manera… que di a mi único Hijo para que todo aquel que en el cree no se pierda, mas tenga vida eterna?” Y entonces… el templo, aquel bello lugar que siempre me había hecho sentir tan seguro y protegido, me hizo sentir de repente prisionero. Nunca he dejado de asistir a mi congregación cristiana. Pero aquel día comprendí y recibí el llamado de ir al mundo y contar las buenas noticias que Dios envió a la humanidad por medio de Su Hijo Jesús. Como Director de Grabaciones MusiFe, por su puesto que tengo alguna experiencia en el mercado de la música. Pero de nada me serviría si no hubiera recibido en aquella madrugada, el llamado más hermoso de toda mi vida…
Melvin Chacón Director de Grabaciones Musife Miembro de Iglesia del Nazareno (818) 904-0398 melvin.chacon@musife.com |