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       Si los padres no cuidamos la sexualidad de nuestros hijos…

    “Algunas veces, mientras mis padres trabajaban, la sirvienta metía a un hombre a la casa y tenia relaciones sexuales con el.
    Me incomodaba, pero era una niña curiosa y quería estarlos escuchando y espiando…”. “Yo lloraba cuando mi mamá me
    dejaba solo con mis hermanos a media noche, para ir a acostarse con un hombre…”

    “A mi fue un primo el que me enseño a masturbarme”. “No lo recuerdo muy bien, pero según se sabe, mi tía tocaba mis partes
    intimas o incluso creo que las besaba… en realidad, no me gusta hablar de cuando era niña…”. “Un “amigo” me puso una
    revista pornográfica en mi bolso de escuela…”

    Los testimonios de personas que en su niñez, fueron traumados al tener un MAL contacto con la sexualidad, no tienen fin. Son
    miles las heridas, terriblemente tristes las consecuencias, muchos nunca llegan a superarlo y por lo tanto, sus vidas sexuales
    no llegan a ser, lo que Dios planeo para ellos.

    El sexo es uno de los regalos más hermosos que Dios nos ha dado, pero es para vivirlo única y exclusivamente en el
    matrimonio. Mientras este llega, los padres debemos urgentemente de cuidar a capa y espada, la pureza de nuestros hijos y
    educarlos sin temor en esa área.

    ¿Cuanto dieran los padres de hijos dañados, por poder regresar el tiempo y haber estado allí? no solo presentes, sino
    involucrados en las vidas de sus hijos, para haber evitado semejantes abusos, para haber detenido esos traumantes
    atropellos… Por eso me dirijo a ti padre, que tienes hijos que aun son niños o adolescentes. Porque tu puedes estar
    evadiendo tu deber de hablar con ellos sobre el sexo, porque quizás mientras lees estas líneas, tu hijo o hija esta gritando con
    sus actitudes escurridizas, ¡que necesita hablar contigo! que le urge que le preguntes que le pasa.

    Según la revista Selecciones, 63% de los alumnos de duodécimo grado ha tenido relaciones sexuales “voluntarias”, ¿Tienes
    idea de cómo le podría afectar esto en su matrimonio? ¿Quién te dice que tu hijo no podría ser uno de ellos? ¿Conoces
    realmente a tus hijos? ¿Eres en realidad el mejor amigo para ellos? O ¿eres de los ingenuos que creen que con proveer casa,
    alimento, ropa y caprichos ya cumplieron su papel?

    Por favor, en el nombre de Jesús ¡abre los ojos! y date cuenta que estamos viviendo en un mundo donde, algunos que
    inspiraron mucha confianza, han fallado desvergonzadamente. Hoy es muy poca la gente, en la que de verdad puedes confiar
    para dejar a tus hijos.

    Hay parejas que, con tal de tener carro del año, casa, ropa y viajes, abandonan a sus hijos al cuidado de personas
    inescrupulosas que, dañan profundamente la sexualidad de sus hijos. No seas tu uno de ellos.

    Quizás nunca había escrito así. Pero es que me siento indignado hasta el enojo, por reconocer que muchos padres, aún
    amando a sus hijos y siendo capaces de dar su vida por ellos, no se toman un tiempo para charlar con ellos a solas y
    educarlos en cuanto al sexo, o ayudarlos en el caso de que alguien les haya hecho, mostrado o insinuado algo desagradable.

    Vale más vivir en un lugar pequeño, sin ostentar grandezas, pero estando muy cerca de tus hijos. Creéme, a la larga, es más
    importante el amor y cuidado personal que las cosas materiales. Para hacer feliz a un niño, no necesitas llenarlo de cosas
    materiales, sino de afecto, de seguridad en si mismo y en ti como padre. Para que cuando tenga una duda, sepa a quien
    acudir.

    Si fuera necesario, múdate a una ciudad donde la vivienda sea más económica o pide Ayuda Social, pero busca la forma.
    Recuerda que bíblicamente es el hombre quien debe ganar el pan con su trabajo y la mujer criar a los hijos. Pongamos
    manos a la obra. Cuidemos la sexualidad de nuestros hijos, antes de que alguien se las destruya, como talvez te la
    destruyeron a ti.

    Compra libros, asiste a conferencias sobre sexualidad, investiga, estudia, analízalo todo y toma lo bueno. Instruye a tus hijos.
    Cuídalos todo el tiempo. No dejes que se encierren en los cuartos con los vecinos o familiares. ¿Suena exagerado? Que bien.
    ¿Parece alarmante? Excelente. Ese es mi objetivo. Que despiertes, que seas como dice la Palabra de Dios, manso como
    paloma, pero astuto como serpiente.

    Pero ¿Qué hay de la escuela? O ¿de los campamentos? ¿Qué tal si soy madre soltera y me enfermo? Tú... ¡haz tu parte!
    esfuérzate y se valiente y sabe que, si tu haces tu parte, Dios hará la de El. Cuando tu oración por protección a tus hijos vaya
    acompañada de tu mejor esfuerzo, descansa en que Dios recompensará tu diligencia.

    No lo hagas por orgullo o por presumir como padre. Recuerda siempre que: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan
    los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia”. Salmo 127:1 ¿Qué será pues, de aquellos que
    no edifican o guardan? Jehová edifica, con los que trabajan, guarda con los que velan.


    Escrito por:
    Melvin Chacón
    Director de Grabaciones Musife
    Miembro de Iglesia del Nazareno
    (818) 904-0398
    melvin.chacon@musife.com