© 2004 Grabaciones MusiFe. Todos Los Derechos Reservados.
     

    Abuso Sexual Parte ll
    Superando la Negación


    En mi experiencia como conferencista de temas relacionados a la sexualidad. He tenido la oportunidad de ministrar sanidad
    interior a personas que fueron abusadas sexualmente en algún momento de sus vidas. En ocasiones el abuso ocurrió una sola
    vez, pero en otras se prolongo durante varios años; tal es el caso de una joven de 21 años que me compartió recientemente que
    ella fue abusada por un vecino, un tío y un hermano de sangre… Pero fue su hermano quien la abuso durante varios años, aun
    cuando vivían en casa con su madre y otros hermanos.

    Como ella, existen muchísimas victimas más que talvez nunca se animaran a contar su historia. Por eso, tomare este testimonio
    como base, para ministrar en el nombre de Jesús y mediante esta columna, los cinco pasos para superar una tragedia como lo
    es: El abuso sexual. Los psicólogos y los líderes cristianos, concuerdan en que para superar el trauma y las heridas de un
    abuso sexual, es necesario dar 5 pasos. El primero es: Superar la negación.

    La negación es el bloqueo psicológico que las personas experimentamos, cuando nos enfrentamos a desgracias y vivencias
    indeseables. Es normal que una persona que ha sido abusada, deseé que todo sea un sueño. No es capaz de aceptar que su
    familiar, amigo, novio o ex novio, haya sido capaz de realizar semejante crimen. Y menos puede creer que el daño haya sido a
    ella.

    Pero para superar un trauma, hay que empezar por aceptar la realidad, por hacerle frente a la verdad. Tener las agallas para
    reconocer que hemos vivido algo muy parecido a un accidente y que nuestra vida nunca más será la misma. Nada ganará la
    persona que se quede callada y siga viviendo como que si nada ha pasado. Podrá sonreír por fuera pero sufrirá por dentro, muy
    posiblemente afectara las relaciones sexuales de su futuro matrimonio, pues en la intimidad recordara el abuso sufrido y esto la
    bloqueara para disfrutar la relación de pareja.

    O puede que el abuso le haga creer que ya no vale nada y esto la lance a un libertinaje sexual, donde entregará su cuerpo a
    quien sea y sin medida, creyendo equivocadamente que ya su vida no tiene valor.

    También hay personas que no se casan con el ser que aman, porque piensan que el abuso les quito valor y no se sienten
    dignos de casarse con una buena persona. Pero todo esto se sufre por no superar el abuso. Si tú has sufrido por este crimen.
    Yo te invito en el nombre de Jesús a que superes esa tragedia, a que te quites la capa y permitas que Dios sane tus heridas.
    Para ello necesitas empezar por aceptar la realidad.

    Un buen ejemplo de lo que estamos hablando lo encontramos en Job 1:20-21. A Job le informaron que todo lo había perdido en
    un solo momento, incluyendo a sus amados hijos. Y su reacción y palabras no fueron: “No se preocupen, todo esta bien”. O
    “aquí no ha pasado nada, tráeme de comer”. El tuvo una reacción muy interesante, la cual analizaremos después. Pero entre
    otras cosas dijo: Dios dio y Dios quito, sea el nombre de Dios bendito.

    En los próximos capítulos analizaremos que no es Dios quien hiere o causa daño a las personas, Dios no quiso que tú fueras
    abusada(o) para “darte una lección”. Pero por el momento concluyo con las posibles palabras que debería decir en su corazón,
    una persona que quiere superar el daño.

    “Lo que me paso yo no lo busque, no lo provoque, no lo merecía. Pero me paso, he sido una victima. Ahora tengo dos opciones:
    quedarme tirada o levantarme. Y voy a hacer precisamente lo segundo. ¡Me voy a levantar! ¡Y el proceso me dará nuevas fuerzas!
    Por lo tanto, después de que supere esta tragedia que he cayado por tanto tiempo, seré una mujer (o un hombre) más fuerte que
    antes. Tendré una mayor fe, una mayor fuerza de voluntad y un mayor agradecimiento por la vida. Y además, tendré mi frente muy
    en alto y el privilegio de ayudar con mi testimonio, a otras personas que han sufrido como yo. En el nombre de Jesús, amen”.


    Escrito por:
    Melvin Chacón
    Instructor de Noviazgo y Sexualidad
    Por el Instituto de Lideres Integrales.
    Miembro de Iglesia del Nazareno en Panorama City.
    (818) 904-0398
    melvin.chacon@musife.com