Después de 11 años de
    matrimonio, quiero
    aprovechar este “mes de los
    enamorados” para confesar
    que ya no estoy enamorado
    de mi esposa. Pero por
    favor, no me juzgues hasta
    que no termines de leer todo
    el artículo.

    Existe una gran diferencia
    entre estar enamorado y
    amar a una persona. Y esta
    consiste en que, cualquiera
    puede ser flechado por
    “cupido” y soñar despierto
    con una persona, al grado
    de perder el apetito, la
    concentración en los
    estudios y el trabajo…

¿te acuerdas? “Aaaaay, me conformaría solo con verme en sus ojos…”

Estar enamorado es una etapa hermosa y peligrosa en la vida. No es amor. Es algo así como una
“borrachera”. Donde las razones merman y la voluntad propia desaparece. Se ve a la pareja como
a alguien súper especial. No tienes que contarme, yo lo viví varias veces.

“¿Ella? Ella es perfecta. Nos llevamos tan bien. Nos entendemos sin palabras. Claro, tenemos
problemitas pero los resolvemos rapidito. ¿Es una interesada? Ya no eres mi amigo. Si, si sabe
cocinar mamá. No, no es muy limpia que digamos, pero no la quiero para sirvienta… Ella es la
mujer de mis sueños…”

Se llama “enamoramiento”. No hay que esforzarse por perdonar o comprender. Simplemente, se
perdona y comprende todo, aun las malas actitudes se justifican. Es un estado emocional bello,
pero que siempre tiene sus días contados. ¿Por qué? Por el bien de la humanidad. Si el
enamoramiento no muriera, no habría hospitales, escuelas o empresas eficientes. Nadie seria apto
para desempeñar plenamente nada.

    Por esa razón, el enamoramiento solo dura un par de
    semanas o meses, y en raros casos, uno o dos años como
    máximo. Debido a que el enamoramiento quita
    concentración, en la Ley de Moises se ordenaba que ningún
    recién casado, debería salir a la guerra y que en ninguna
    cosa se le debía de ocupar (Deuteronomio 24:5). Y es que
    claro, un hombre enamorado no tiene cabeza para nada, y si
    en semejante estado salía a pelear, corría el peligro de
    perder la cabeza en el primer envite, a falta de
    concentración.

    Pero el peligro mayor del enamoramiento es que, se disfruta
    tanto y sin esfuerzo, que cuando desaparece, la mayoría de
    personas (como los artistas) sufren una confusión y
    declaran: “ya no la amo” o “ya no siento nada por ella, me
    voy a divorciar” y en el peor de los casos: “ahora amo a otra
    persona”. Cuando lo correcto debería ser: “Ya no estoy
    enamorado” y tomar la decisión de ejercer el verdadero
    amor.

¿Cuál es el verdadero amor? Bueno, aquí te va la mejor descripción conocida: “El amor es sufrido,
es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza
de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13:4-7

El amor es pues, una decisión que se toma de dar, decir, hacer, invertir, trabajar para la felicidad y
satisfacción de la pareja, y que no debe cambiar aunque no se reciba lo mismo. Si nuestra pareja
no nos satisface en alguna área, debemos hablar, inspirar y motivar un cambio, pero jamás a
cambio de nuestro amor. Porque el amor no debe ser un premio, sino un regalo.

Tú puedes estar casado y enamorarte de alguien diferente, en realidad puedes, pero no debes. Y
en el caso de que suceda, no lo llames amor. Porque el amor no hace nada indebido. Por ello en
la fornicación, adulterio, homosexualidad, violación, pedofilia y todo tipo de practicas que van
contra la Palabra de Dios, no puede haber amor puro. Aunque talvez si enamoramiento y pasión.

En este “mes de los enamorados”. No seas perezoso y aviva el verdadero amor con tu pareja. No
des excusas como: “es que no me nace…” Claro que no te nace, porque esto no es un “parto…” El
amor es fruto de decisiones. A pocos hombres casados nos “nace” comprar una flor o escribir una
tarjeta, llevar a nuestra pareja a un buen restaurante (sin hijos) o a pasear a una playa.
Quedarnos callados en una discusión, decirle a nuestra esposa que se ve hermosa o que la cena
le quedo deliciosa.

¿Hace cuanto que no besas apasionadamente (de lengüita) a tu esposa? Pero no en la cama
cuando… sino en el auto a la orilla del mar. Nunca le has dicho: ¿Amor quieres que lave los
platos? O toma, este dinero es para tus padres. No, no te rías. Escribo en serio. ¿No fue así como
la conquistaste?

Recuerda: Querías conversar con ella a todas horas. En el restaurante te sentabas junto a ella y
torcías tu cuello para verla a los ojos y… hablabas y la escuchabas. No me digas que ahora eres
de los que se sientan donde caiga y miras para todos lados mientras te atienden.

La diferencia entre estar enamorado y amar a tu pareja, estriba en que antes las cosas las hacías
para ser feliz TU y ahora debes hacer las mismas cosas, pero para hacerla feliz a ELLA. Ama a tu
pareja con tus palabras, con tus caricias y besos, con tu tiempo, con tus actos de servicio y con
regalos. De la misma forma que lo hiciste hace años. Con la diferencia que esos actos ahora
valdrán más. Porque serán el fruto de tu voluntad.

Ah. Se me olvidaba. Por eso dije que ya no estoy enamorado de mi esposa. Porque ahora la amo.
Es decir, he decidido amarla. “Alégrate con la mujer de tu juventud” Proverbios 5:18

Escrito por Melvin Chacón.
Inspirado en el libro: Los 5 lenguajes del amor.
Ya no estoy enamorado de mi esposa
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