El Apóstol Pablo dijo: “Escudriñadlo todo y
    retened lo bueno”

    Ateos, personas de diferentes religiones y
    evangélicos, podríamos “aprovechar” la crisis de
    Alberto Cutié para “hacer leña del árbol caído y,
    por ejemplo, señalar y juzgar cuan equivocados
    están los católicos en su “practica” del celibato;
    la cual ellos mismos reconocen que, no es una
    doctrina bíblica. Y a partir de allí, señalar la
    larga lista de absurdos que practican por
    tradición y mandamientos de hombres.

    Pero en lugar de eso, quisiera desafiarte a ti
    como individuo, no como miembro de la iglesia
    tal o religión fulana. A ti como persona, a que te
    hagas un cuestionamiento legítimo sobre lo que
    se supone que tú crees y porqué lo crees.

    Porque mientras un evangélico puede criticar a
    un católico, por querer usar intermediarios para
    llegar a Dios Padre, ignorando que la Biblia dice
    que Jesús es el único camino al Padre;
Los católicos le pueden preguntar a un evangélico, ¿porque algunos prohíben que las mujeres
usen pantalones, que los hombres tomen vino o que los jóvenes bailen o escuchen música
secular…?

Sin decir que estoy a favor o en contra de estas practicas, me ha tocado escuchar varias veces a
padres de jóvenes decir: “Es que yo ya le dije a mi hijo que no escuche música secular, porque es
pecado, pero el no me hace caso…” Yo le pregunto siempre a estos padres: ¿Por qué usted dice
que es pecado? “La Biblia lo dice” contestan con un poco de duda… Muy bien ¿En donde lo dice?
pregunto “Por ahí, no se, el pastor dice…”

Yo tengo mis convicciones bíblicas sobre este y varios asuntos… pero prefiero no compartirlos,
precisamente porque mucho del pueblo evangélico de estos días, esta acostumbrado a… no
pensar “Lo que el pastor diga, así es, que él piense por mí, que el me diga lo que es bueno, lo que
debo hacer o decirle a mi esposa e hijos…” Y que conste, no estoy invitándote a una rebelión;
sino, desafiándote a pensar, a preguntar, a cuestionar, para que los consejos a tus hijos, no sean
leyes de hombres… como en el caso del celibato. Y tus hijos terminen tarde o temprano
mintiéndote y “rebelándose”, porque por más que quisieron darte gusto…

Un buen pastor, no se molestara porque le hagas preguntas o cuestiones legítimamente sus
enseñanzas. Jesús respondió la mayoría de preguntas que sus discípulos le hicieran y aun a sus
adversarios. Gracias a esos “preguntones atrevidos”, hoy tenemos frases tan importantes para
nuestra fe como: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mi” o “el que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” y “Dad, pues, a César lo
que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.

Del caso de Alberto Cutié podemos aprender que, no importa quien o que seas o cuanto tiempo
tengas de serlo, vale la pena examinarte periódicamente, no según tus ideas o las de tus líderes,
sino a la luz de la Biblia, la Palabra de Dios y El Espíritu Santo.

A llamar las cosas por su nombre y no disfrazarlas con excusas o cobardes justificaciones. Alberto
le llama amor a lo que el siente y vive, pero esta equivocado, pues la Biblia dice que “el amor no
hace nada indebido” y él, ha hecho más de una cosa incorrecta. Lo que el esta viviendo, en
realidad se llama enamoramiento y pasión. Y el acercamiento cariñoso, íntimo y sexual, en su caso,
se llama pecado de fornicación. Si dejamos por un lado el asunto de que el es cura… el pecado
sigue ahí, porque un hombre soltero, no debe fornicar.

Para que su relación estuviera fundada en el amor, el hubiera tenido que, en primer lugar, aceptar
de una vez por todas, la verdad bíblica que: No es bueno que el hombre este solo y que, los
ministros tienen derecho a tener a una hermana por mujer, es decir, una hermana en la fe, no de
sangre. Después, como el mismo dijo, dejar que la persona aparezca y el enamoramiento fluya,
para en su momento casarse y disfrutarse mutuamente.

Pero como la realidad es tan diferente. El debería renunciar a los cargos dados por la institución,
arrepentirse de corazón y confesar su pecado (de fornicación) a Dios y al pueblo, sabiendo que
Dios es grande en misericordia para perdonar, pero el pueblo… no.

Casarse, decidir amar a su esposa y servir a Dios, de la manera que Él se lo indique. ¿Dudas de
que Dios lo pueda perdonar? ¿Por qué? Si nos perdona a ti y a mí constantemente. El asunto esta
en entender que Dios para el pecado ofrece perdón, pero para el error o las excusas… nada.

Alberto necesita urgentemente salir de esa idea equivocada de que hizo las cosas por amor, por
que eso significaría que, si el día de mañana, ya estando casado con una mujer, aparece otra y se
vuelve a enamorar, el podría cometer adulterio y decir lo mismo: “Amo a esa persona y lo que hice
es el fruto del amor…” En la soltería y en el matrimonio, debemos guardarnos de tener relaciones
sexuales prohibidas. El amor no es una pasión incontrolable, el amor es una decisión.

Y por último, que no se nos olvide que, así como Alberto cayó y muchos otros curas han caído en
pecados peores, también nosotros hemos tenido pastores que han hecho, prácticamente lo mismo
y, a unos y a otros, Dios ofrece perdón por medio de su Hijo Jesucristo. “Si confesamos nuestros
pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad”


Escrito por: Melvin Chacón
Aprendiendo de la Crisis de Alberto Cutié
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